Séptima clase práctica de conducir: circular por autopista

practicas de conducir en autoviaEsta nueva clase práctica de conducir me costó más que la de ayer, y en parte fue debido a que no acabo de cogerle el punto al freno motor en las reducciones de marcha. Practiqué de nuevo la incorporación a una autopista y circulé por ella un tiempo hasta llegar a los 120 km/h, saliendo luego por una bifurcación.

Nada más iniciar la clase de hoy comencé por olvidar algo muy importante: meter primera antes de salir. Sí, por eso aceleraba y el motor hacía: rooom, rooom. Siempre se olvida algo… En fin, no comencé con muy buen pie. Tras este “pequeño fallo” comencé a circular con soltura por la ciudad y un poco después el profesor me hizo tomar una carretera de doble sentido bastante estrecha. Estaba ya oscuro y venían muchos camiones de frente. Causa un poquito de respeto ver a un camión de esos enormes pasando a muy poca distancia lateral. Cuando venía venir a uno de esos mastodontes lanzado hacia mí no podía reprimirme de bajar un poco la velocidad (a 70). El profesor decía: “si se permite 90, intentamos acercarnos al máximo de la vía”. Pues hombre, sí, pero ya lo haré cuando estemos en recta y pasen los camiones. Después de unos tramos así y de reducir marchas para entrar a las dichosas glorietas, nos encaminamos hacia la autopista donde iba a practicar la incorporación por un carril de aceleración. Esta vez lo hice mejor, señalizando con intermitente a la izquierda y mirando si se incorporaban coches por la izquierda. Cuando vi que daba para ir, aceleré, pero al profesor no le pareció suficiente y me dijo que pisara “más fuerte, más, más” al mismo tiempo que pisaba él. Subieron las revoluciones en tercera a tope, así que metí cuarta y fuimos para adentro. Puse quinta y llegué a los 100 km/h. Le pareció poco y me dijo que pisara más. Aumenté a 110 y me mantuve ahí. “Al máximo de la vía”, decía el profesor. Puse los 120 durante un tramo e incluso me iba pasando un poco, así que aminoré a 110 y fui así la mayor parte del trayecto. Estuvimos unos diez minutos circulando hasta salir por una bifurcación a la derecha (es diferente de un carril de deceleración). Me costó un poco hacer la reducción progresiva de marchas.

De vuelta en la ciudad, la circulación se me hizo un poco pesada por el dichoso freno motor. Ayer me fue bastante bien con las reducciones de tercera a segunda y las detenciones, pero hoy el profesor me dijo que estaba haciendo algo mal. Resulta que yo frenaba un poco antes de reducir de tercera a segunda, pero no dejaba el pie en el freno sino que lo quitaba en tanto cambiaba la marcha. Según el profesor, hay que dejar el pie en el freno, pisado muy levemente, y a la vez reducir de tercera a segunda soltando el pie del embrague con suavidad, y mantener el freno hasta la detención o bien ir soltándolo si se va a seguir rodando. Lo hice así pero no me gustó mucho cómo se frenaba el coche más de lo que yo quería, además de dar un pequeño tirón. Tendré que practicar esto de nuevo. Me dio un poco de rabia porque con “mi método” estaba consiguiendo frenar bien y con suavidad, pero hay que adaptarse a lo que el profesor enseña porque es lo que también quiere ver el examinador. Aunque me llevo muy bien con mi profesor, porque es comprensivo y paciente, te aviso de que a veces vas a sentir como que no te deja conducir como tú quisieras.

No tuve incidentes de relevancia hoy, a excepción de que me encontré con un coche estacionado en el carril derecho de una glorieta y tuve que hacer un cambio al carril interior un tanto precipitado (miré por el espejo izquierdo casi al mismo tiempo que hacía la maniobra), y luego me olvidé de señalizar la salida. El individuo que aparcó allí en mitad de la glorieta, con sus luces de emergencia, no tenía una avería, no. ¡Estaba comprando castañas asadas en un puesto! Este tipo de cosas te las vas a encontrar cada dos por tres. Hay que estar muy atento porque por mucho que tengas preferencia dentro de la rotonda y vayas por el carril derecho, que es el correcto para circular, hay quienes no van a respetar la preferencia y se van a meter por delante, y otros que viniendo desde atrás se te van a cruzar por el carril interior. Realmente por el carril derecho de la rotonda no va casi nadie, a excepción de los coches de autoescuela. Por eso me estoy acostumbrando a mirar siempre al retrovisor izquierdo al salir de la rotonda, porque ya más de una vez he visto a algún cafre cruzándose por delante de mí por el carril interior. Es verdad que la norma dice que hay que rodear la rotonda por el carril exterior, pero es que hacerlo así en el tráfico normal (cuando nadie lo hace) es exponerse a más peligro porque te encuentras antes con los coches que vienen por la derecha y luego por la izquierda se te cruzan los que vienen por el carril central. Pero, en fin, es lo que hay.

Otro detalle en el que fallé fue en un paso de peatones situado frente a una iglesia. Había personas reunidas cerca y me pareció que nadie iba a cruzar; sin embargo, cuando estaba pasando, una mujer hizo amago de cruzar. No sé si un examinador lo hubiera considero como falta, pero pienso que en esos casos es mejor incluso detenerse del todo y cerciorarse de que nadie de los que están por allí parados va a cruzar.

Mañana tendré clase a las 10:15 h de la mañana, así que será una experiencia nueva con más tráfico en las calles y a las horas en que se suele hacer el examen.

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